martes, 22 de octubre de 2013

Candidatura a la esperanza


El bueno de Miguel se cae de sueño, aún le quedan cuatro horas de trabajo y no le queda otra que mantenerse despierto a base de energía guardada en tiempos mejores. Sabía que por el peso de su cartera no le llegaba para el café.
Mientras tanto, la cadena de montaje le invitaba a la monotonía de su día a día, él... pensaba en sus princesas, no tiene mayor razón que ellas para seguir allí.

Son las 23:00, la sirena de la fábrica grita libertad y Miguel vuelve a casa que ya por hoy está bien. Salió sobre las 9:00 para hacer un recado, algun trabajo no declarado y recorrer unos pocos de kilometros con la esperanza de dejar un nuevo curriculum que se convierta en la salvación para el futuro de su hija.

El paseo de vuelta es duro, le pesa la vergüenza de no sentirse capaz de no poder sacar adelante a su familia. Hoy hace un mes que le dijeron que no lo renovarían y desde entonces no ve más que derrotas, ya no sabe que máscara ponerse al volver a casa.

Allí le espera la felicidad de la pequeña África y la belleza de Ana, reina de la casa, a quien esta noche ya no podrá engañar... Miguel se derrumbó, la preocupación no le dejaba dormir, Ana le besó y lo calmó con su abrazo susurrándole al oido “saldremos adelante...”.

Una vez sonó el despertador, cogió fuerzas de la mirada de Ana y de la sonrisa de la pequeña, sabía que hoy la vida le invitaba a vivir, quizás al cruzar la puerta, la suerte esté en el ascensor y venga conmigo de la mano a entregar una vez más, su candidatura al puesto de trabajo que se ofrece en aquel establecimiento.

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